
No es correcto que los actores de la sociedad naufraguen en las turbulentas aguas de la ilegalidad, observar este comportamiento es noticia de elevadísimo interés y protagonista de más de una portada en los medios escritos. Pero si un periodista no contrasta debidamente lo que escribe o intencionadamente sesga importante información para la comprensión total de una determinada crónica o simplemente obvia la majadería de algún personaje resulta punitiva.
Frente a los antecedentes ocurridos y las que vendrán dentro del caudal de la opinión pública, la presencia de “El ojo del puma” en el altiplano, sin duda marcará un leyenda dentro del quehacer periodístico, dejando de lado el temor al abuso del poder que es la fuerza protectora de los cambios estructurales y sigue siendo el testimonio más enérgica de la existencia de una prensa realmente soberana e independiente.
Los medios de comunicación son los responsables de vigilar a todo aquello que tiene que ver con la normal evolución y el cotidiano desarrollo del régimen democrático del país.
No se perturbe con nuestra lámpara del tiempo; claro está, te estamos vigilando.
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